martes, 23 de abril de 2013

Yo no me lo podía creer. En el fondo le había cogido cariño a este chico. Una lagrima amenazaba con resbalar por mi mejilla. Así que antes de que eso ocurriera. Me levanté y salí corriendo hacia mi casa.
-Lili,¡ME LLAMO LILITH!.Grité con todas mis fuerzas.
Las semanas pasaban.
Siempre que volvía del instituto evitaba mirarle. Pero sabia que el me miraba. Lo que el no sabia es que todas las  noches le miraba desde mi ventana.
Y una de esas noches, tan frías como aquella mañana de enero. Se le veía temblar a lo lejos.
He de admitir que dijese lo que me dijese, yo le seguía queriendo. Así que cogí mi edredón bajé a la calle y se lo puse por encima.
Me quedé embobada mirándole como dormía, hasta que su gato empezó a maullar. Ahí fue cuando salí corriendo.
Al día siguiente, al volver del instituto, apareció por mi espalda, me agarró del brazo y me apoyó contra la pared.
-Escúchame, te dije que no me ayudarás. Que me sé cuidar solo. ¿Que parte de esa frase no entiendes niña estúpida?

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